¿Buenos días? Ay, es que anoche dormí cuatro horas. Yo me aseguro de cuidar mucho mi descanso y de hecho, me voy bastante pronto a la cama, pero a veces, estas cosas pasan. ¿A ti también? A lo mejor tienes, como yo, un peque en casa, que te ha desvelado varias veces porque no se encuentra bien, o tal vez tienes un poco de insomnio por algo que te está rondando la cabeza. La cosa es que estos días ocurren.
Por eso quiero compartir lo que hago para hacer cosas, avanzar, sentirte satisfecha personal y laboralmente y, al mismo tiempo, cuidarme.
1. Aceptar que estoy cansada.
Mi mente y mi cuerpo van más despacio (la calor multiplica), y reconocerlo y aceptarlo es el primer paso para gestionarlo.
2. Compartirlo con mi entorno.
Las personas relevantes tienen que saber que estoy agotada, porque necesito un extra de paciencia o de comprensión si estoy poco comunicativa o mala cara.
3. Revisar la agenda.
Quiero ver si mi energía cuadra con las tareas que tengo hoy y, si no, miro si puedo reajustar o reagendarlas. Por ejemplo, acortar o incluso mover una reunión si es posible, y traerte tareas de otros días a hoy que sí puedes afrontar.
4. Empezar por lo fácil.
Al contrario que en un día normal, me he dejado la tarea más tediosa para el final del día ir sintiendo pequeñas victorias con las tareas más ligeras.
5. Incorporar rituales de transición.
Los momentos de pasar de mi vida personal a laboral son unos minutos que dedico para mí. Luego, durante el trabajo, me aseguro de tener unos minutos de estirar las piernas, prepararme un matcha o hacer ganchillo. Y, a lo largo de mi día, si lo necesito, intento incluso darme una siesta, darme una ducha muy fría (en verano) o dedicar un rato a ordenar. Son pausas conscientes entre el trabajo que ayudan a recuperar el foco.
6. Utilizar un temporizador.
Normalmente puedo pasarme tres horas concentrada, pero en días así, me cuesta engancharme a ciertas tareas. Entonces, me pongo un temporizador de 30 minutos y me digo a mí misma: “¡Qué son 30 minutos!”. En esos 30 minutos, no miro el correo, no miro el móvil, me centro en una sola tarea. Y si se me viene algo a la cabeza, lo apunto en un papel y luego ya lo miro a ver si es tan importante, pero no interrumpo mis 30 minutos.
7. Hacer un ritual de cierre de noche.
Es un ritual consciente para terminar el día: ducha, pijama, limpieza facial, recoger para el día siguiente CON TIEMPO. En días como hoy me lo tomo con más calma.
8. Acostarme pronto.
¡Lo más importante! Si estoy cansada, he dormido mal y he aguantado todo el día, no me autoboicoteo mirando el móvil durante horas. ¡Me voy a la cama pronto! Y leo o hago ganchillo, pero me meto en la cama.
Recuerda cuidar tu descanso, dormir las horas necesarias, fija tu horario de irte a dormir y de despertarte y haz tus rituales. Espero que este episodio te ayude a tener un día todo lo productivo posible.
Feliz descanso (que seguro que te hace falta como a mí),
Marta